CUATRO DÍAS EN EL SUR DE LA REPÚBLICA
DE IRLANDA
Esta es la crónica de viaje de mi
prima Ivis Andrea Vásquez Garcés a Irlanda.
Un viaje un poco organizado todo a último momento .Eso son los
mejore viajes a veces, la verdad .Donde las cosas no están en un 100% bajo
control, donde todo puede salir bien o salir mal le da un poco más de vértigo o
aventura a todas las cosas, que es, al final y al cabo lo que uno busca es
viajar.
Al viaje fuimos 4 personas, fuimos
por iniciativa del último integrante, que aprovechando un regreso a casa, un
viejo amigo nos invitó a conocer un poco a su país.
Salimos del aeropuerto Frankfurt
Hahn, que es un aeropuerto que queda a unos 45 minutos del bus de la ciudad de
Frankfurt, con la aerolínea Rían Air. Como anécdota, cabe destacar que el subterraneo
para llegar a la parada del bus se atrasó (así es, en Alemania los transportes
también se atrasan, como también la gente hace paros y se quejan, en el fondo
los alemanes también son personas, para quien pensará lo contrario).
Al atrasarse el subterraneo, el
tiempo no nos alcanzaba para llegar puntuales a la salida del bus, con lo que
tuvimos que correr, valijas en manos. Nuestra amiga ya estaba en el bus, y lo
pedí por teléfono que hiciera tiempo que en unos momentos estuviéramos llegando.
Realmente no quería que me pasara lo
mismo que me pasó en Estrasburgo. En esa ocasión estaba mi amiga, y para eso
pedimos el bus. En este caso, nuestra amiga alemana consiguió que el bus
esperara, para poder irnos todos juntos. Estuve con la respiración agitada la
mitad del viaje, transpirando profusamente para mal de mi acompañante en el
bus, una señora italiana que intentaba leer el diario.
Llegamos al aeropuerto, que es
realmente pequeño y sin el glamour, del aeropuerto internacional de Frankfurt y
andando con el avión un poco gastado, salimos para Irlanda.
El viaje fue un poco movido, pero era de
esperar, ya que íbamos al país donde siempre llueve. ¡Algunas nubes eran de
esperarse!
Primer pequeño choque cultural:
salimos de Alemania con cada remera y pantalón corto. Llegamos a Irlanda a
abrigarnos y a mojarnos un poquito. Al llegar al aeropuerto de Kerry (si yo
pensaba que el aeropuerto Frankfurt Hahn era chico, era porque no había visto
el de Kerry), alquilamos un auto, y pusimos en camino, yo no estaba al volante,
pero me senté adelante a la izquierda… Es decir, donde debería estar el asiento
del conductor. Fue divertido y extraño al mismo tiempo viajar del lado de la
izquierda sin volante. Las rutas son muy estrechas en Irlanda y yo tenía la sensación
que nos íbamos a chocar.
Viajar a una país con una cultura
diferente a la nuestra es una gran aventura.
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